La nota del mes anterior la
titulé como la de este mes Cooperar: Conciencia de los otros y puse
entre paréntesis 1º parte, porque encontré en este tema de cooperar varias aristas que se fueron abriendo en el quehacer del
teatro espontáneo y me pareció interesante hacerles un lugar.
En septiembre mencionaba el hacer
con como un modo de pensar la cooperación en el trabajo de creación
conjunta y espontánea. Cerraba la nota
expresando la idea acerca de cómo en este tipo de entrenamiento subyace una
lógica solidaria que nos acercan al otro, nos hacen considerarlo, valorarlo y
en ese reconocimiento nos enriquecemos.
Improvisar, hacer con otro algo que ninguno de los dos conoce
categóricamente ni al detalle ni sabe por anticipado, es algo que no se conoce
hasta que se construye y que se construye un poco a ciegas, otro poco
registrando lo que nos pasa y otro poco en un acto de fe -diría mi parte espiritual-. Podríamos pensar que improvisar es como cocinar imágenes con
climas, esencias, condimentos y sabores. Cada vez algo distinto. ¿Cómo
sería? ¿Cómo es cocinar imágenes que tengan gusto, sabor, que lleguen al
corazón y hacerlo en el momento? ¿Cómo es cocinar con otros con los que no
podés ponerte de acuerdo previamente salvo en el momento en el que ya están
cocinando? Los mismos cuerpos son parte de la materia en el acto de
improvisar-cocinar. ¿Cómo hacer con otro algo inédito, nuevo?
En principio –se me ocurre-
teniendo conciencia de que además de uno están los otros que también participan
en la cocina, que no hay roles fijos, ni reglas rígidas, ni un guión preciso.
Por el contrario, hay algunos materiales básicos (telas u objetos), algunas
esencias (músicas) y cuerpos vivos, expresiones, gestos, movimientos que son
los que van a ir tejiendo esa cocción que irá produciendo escenas.
Cada vez tenemos que pasar por no saber lo que vamos a cocinar ese día y saber
que nos vamos a enterar en el mismo momento lo que el público quiere comer y
que a la vez eso que pidan tiene un valor emocional y psíquico muy hondo.
Todos estos son elementos que dibujan un territorio organizado por
incertidumbres. Ciertamente produce mucha ansiedad y elegir andar este camino implica
tener que vérselas con las distintas ansiedades internas,profundas y también
grupales,colectivas y culturales que aparecen plato tras plato,ejercicio tras
ejercicio,función tras función.
Cooperar en este punto sería algo así como llevar lo que tenemos, advertir
lo que el otro ofrece y juntos armar un plato poético con un sabor sensible que
haya podido captar la esencia de lo que el narrador (público) contó.
Hacer teatro espontáneo es una cocina que alimenta el alma, trabaja el
espíritu y nos permite crecer como personas.
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