martes, 11 de noviembre de 2014

COOPERAR: CONCIENCIA DE LOS OTROS (2º PARTE)

La nota del mes anterior la titulé como la de este mes Cooperar: Conciencia de los otros y puse entre paréntesis 1º parte, porque encontré en este tema de cooperar varias aristas que se fueron abriendo en el quehacer del teatro espontáneo y me pareció interesante hacerles un lugar.

En septiembre mencionaba el hacer con como un modo de pensar la cooperación en el trabajo de creación conjunta y espontánea.  Cerraba la nota expresando la idea acerca de cómo en este tipo de entrenamiento subyace una lógica solidaria que nos acercan al otro, nos hacen considerarlo, valorarlo y en ese reconocimiento nos enriquecemos.

Improvisar, hacer con otro algo que ninguno de los dos conoce categóricamente ni al detalle ni sabe por anticipado, es algo que no se conoce hasta que se construye y que se construye un poco a ciegas, otro poco registrando lo que nos pasa y otro poco en un acto de fe -diría mi parte espiritual-. Podríamos pensar que improvisar es como cocinar imágenes con climas, esencias, condimentos y sabores. Cada vez algo distinto. ¿Cómo sería? ¿Cómo es cocinar imágenes que tengan gusto, sabor, que lleguen al corazón y hacerlo en el momento? ¿Cómo es cocinar con otros con los que no podés ponerte de acuerdo previamente salvo en el momento en el que ya están cocinando? Los mismos cuerpos son parte de la materia en el acto de improvisar-cocinar. ¿Cómo hacer con otro algo inédito, nuevo?

En principio –se me ocurre- teniendo conciencia de que además de uno están los otros que también participan en la cocina, que no hay roles fijos, ni reglas rígidas, ni un guión preciso. Por el contrario, hay algunos materiales básicos (telas u objetos), algunas esencias (músicas) y cuerpos vivos, expresiones, gestos, movimientos que son los que van a ir tejiendo esa cocción que irá produciendo escenas.

Cada vez tenemos que pasar por no saber lo que vamos a cocinar ese día y saber que nos vamos a enterar en el mismo momento lo que el público quiere comer y que a la vez eso que pidan tiene un valor emocional y psíquico muy hondo. Todos estos son elementos que dibujan un territorio organizado por incertidumbres. Ciertamente produce mucha ansiedad y elegir andar este camino implica tener que vérselas con las distintas ansiedades internas,profundas y también grupales,colectivas y culturales que aparecen plato tras plato,ejercicio tras ejercicio,función tras función.

Cooperar en este punto sería algo así como llevar lo que tenemos, advertir lo que el otro ofrece y juntos armar un plato poético con un sabor sensible que haya podido captar la esencia de lo que el narrador (público) contó.

Hacer teatro espontáneo es una cocina que alimenta el alma, trabaja el espíritu y nos permite crecer como personas.

 Nota Publicada en El Semejante/ Octubre 2014


No hay comentarios:

Publicar un comentario