Un espacio. Que permita la creación. Un espacio en cualquier lugar. Para SER. Para conocer. Para compartir. Una creación colectiva. Un pensamiento interno. Una acción creativa. Lo cotidiano en una escena. Lo vital en una frase. Los invito a mi tierra.
lunes, 15 de septiembre de 2014
viernes, 5 de septiembre de 2014
COOPERAR. CONCIENCIA DE LOS OTROS (1 º parte)
Una de las cosas que más repito
cuando doy un taller de improvisación teatral o de teatro espontáneo es que
gran parte del entrenamiento se basa en ejercicios de cooperación, de trabajo
en equipo. Es clave desarrollar estas nociones en la acción teatral para lograr
que la creación colectiva y espontánea se realice.
¿Qué sería cooperar? ¿En qué
consistiría?
En principio podría señalar que
tiene que ver con HACER CON. Para
cooperar con otro es necesario reconocer y aceptar a los otros que están en
escena junto conmigo. Esto que parece obvio decididamente no lo es.
Muchas veces lo que nos muestran
los ejercicios de improvisación es que el actor hace cosas como si estuviera
solo en el sentido de que pasa por alto o deja caer las propuestas del
compañero. Controlar, competir, pelear, imponer son actitudes muy comunes y
frecuentes en estos talleres, al menos cuando uno comienza este camino
espontáneo. Es más importante aún comprender que nadie lo hace conscientemente,
nadie dice voy a pelear con el otro, le voy a decir que no a todo lo que
proponga. Más bien lo contrario, se quiere hacer una escena con el otro pero
sin advertirlo se rechaza las propuestas, se impone o quiere controlar lo que
pasa. Esto sucede porque al no haber tiempo de preparación ni un guión
establecido y mucha incertidumbre en lo que se improvise, se activan miedos y
ansiedades en cada uno y aparecen esas acciones que nos bloquean el camino
solidario. Lograr acciones improvisadas
con otros implica trabajar directa o indirectamente con nosotros mismos y
nuestros miedos.
Un aspecto básico para cooperar
es poder VER a mi compañero, lo que no significa sólo mirarlo sino verlo,
conocerlo, estar atento a lo que dice, hace, acciona, estar disponible para
acompañarlo, complementarlo. Pensemos que si hay que improvisar una escena de a
dos y ambos tienen esta actitud cada uno va a estar atento a lo que proponga,
sienta y exprese el compañero.
Pongamos un ejemplo de teatro
espontáneo. Alguien cuenta que está alegre y quisiera ver representada esa
sensación. La directora les indica a los actores que lo hagan con una estructura
de escultura fluida. Para ilustrar lo que venimos diciendo sobre la cooperación
podríamos decir que los actores habiendo recibido las indicaciones ya están
listos para salir al espacio dramático. Acá se encuentran frente a dos caminos
posibles. Un camino es que vayan
saliendo de a uno, cada actor con su propuesta hasta que estén todos en escena
y finalice la representación.
El otro camino es que cada uno
vaya saliendo con una propuesta al espacio dramático (hasta aquí igual que el
1º camino) y a medida que los compañeros se van sumando ir conectando,
registrar las otras propuestas, esta porosidad va a permitir que mi propuesta
se vaya modificando, se transforme y así las de cada uno para ir mezclándose
con las otras hasta volverse una –más grande y poderosa-. Cuando esto se logra
todos los percibimos, se siente a nivel energético, poético, de potencia. En
este segundo camino se dio la cooperación, atender a los otros que están junto
conmigo y construir una escena, juntos.
Hoy en día que se habla tanto del
individualismo (egoísmo), el sálvese quien pueda, como de la indiferencia
frente al otro, este tipo de actividades desarrollan una lógica solidaria que
nos acercan al otro, nos hace considerarlo y aceptar las potencias de cada uno.
Y en ese acto se produce un nosotros que [muchas veces] nos da sentido.
Publicado en el periódico "El Semejante" / Septiembre 2014
Suscribirse a:
Entradas (Atom)