martes, 5 de marzo de 2013

Imaginemos que el límite es una puerta


Hoy quiero escribir de los límites, en esto de decir NO para decir SI. Tengo la impresión que tiene mala prensa la palabra límite o que se la relaciona con algo rígido y autoritario sin embargo pienso que también produce dimensiones, estructura, organiza, sitúa, identifica, aclara, discrimina, habilita. Da sentido a lo que sucede por dentro y a lo que queda por fuera.
Es común en los talleres de teatro espontáneo que a partir de una regla, condición o límite lo primero que surja sea poner en cuestión esa regla o pretender que no está, y esta situación nos permite comprender que el sujeto se está tomando tiempo para adentrarse en el territorio que funda ese límite. Imaginemos que el límite es una puerta que está puesta en la mitad del espacio dramático y que el sujeto en esa demora protesta por la puerta, por el marco, por el color del marco, que todo es arbitrario y obstaculiza, que no debería estar ahí porque molesta, incomoda, quita libertad. El sujeto se resiste a pasar por la puerta y si bien por fuera de esa puerta quedan muchas cosas, adentro se crean mundos posibles. 
Un ejemplo sencillo es proponer un ejercicio en el que la persona únicamente pueda mover un brazo y busque transmitir distintas emociones que se le van pidiendo. Este límite (no se puede mover ninguna parte del cuerpo salvo un brazo) propone a la persona que investigue y experimente las múltiples posibilidades expresivas que tiene con un solo elemento. Seguramente, habrá quienes protesten y estén todo el ejercicio pensando “yo lo haría mucho mejor si pudiera mover los dos brazos, o los ojos también, o si pudiera decir algo, etc” y habrá otros que se irán metiendo en los distintos mundos que se crean al trabajar con esa condición. Después de explorar esas posibilidades se levanta el límite y el cuerpo cobra otras dimensiones, se amplifica, toma otro peso, otros colores y cualidades que hasta antes del ejercicio estaban sumidas en un cúmulo de automatismos.
Un autor, especialista en improvisación, dice “a veces maldecimos los límites pero sin ellos el arte es imposible” (Stephen Nachmanovitch, 2004 pág. 100). Esta afirmación grafica lo central que son los límites para el trabajo creativo. Llevado al teatro espontáneo hay muchas reglas que están operando para que la espontaneidad nos conmueva. Esas reglas en general son invisibles a los ojos del que recién llega o del que mira desde afuera. No se ven a simple vista y sin embargo son los que permiten que la magia se produzca.

Publicado en El Semejante / Febrero 2013 

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Una combinación digna de ver

Hola,
Hoy les comparto una creación de señaladores hecha con poemas de Amaia Villa y pinturas de Sonia Koch. Los invito a disfrutar!!!


http://amaiavillaescritura.blogspot.com.ar/2012/12/pinceladas-de-poesia-un-proyecto-lleno.html

(quise subir la foto de los señaladores y no pude)

lunes, 17 de diciembre de 2012

El final es también principio


Llegó el día. El grupo se está preparando para la muestra de teatro espontáneo que tendrá la forma de una función íntima hecha para amigos y seres queridos. Estamos en la Casona Cultural Humahuaca, sus paredes saben de este dispositivo desde hace 20 años. Hace mucho calor, en la calle se prepara una feria con juegos callejeros. No sabemos cuántos invitados habrá como espectadores. Para la mayoría es la primera vez que van a hacer teatro espontáneo con público, después de haber estado durante meses tomando clases. Algunos están acostumbrados a estar frente al público pero con otras actividades como la narración oral, el teatro tradicional, la animación infantil y la oratoria.
Hay en juego una primera vez, un final de ciclo y también un momento único e irrepetible. Tener una foto de este instante en el que tres temporalidades se tocan a la vez que se oponen me resultó mágico. Cada instancia recorre diversas sensaciones, en una primera vez hay ansiedad, nervios, torpeza y sobre todo un gran desconocimiento de uno mismo en relación a eso que se vive por primera vez; en cambio cuando finalizamos un ciclo las sensaciones que se suelen presentar están más ligadas a la emoción, a algo que se soltó como una fruta madura que cae del árbol.
Miraba al grupo y los veía como siempre, como cada vez que nos encontrábamos y a la vez percibía sus nervios, esas cosquillas llenas de energía y de inseguridad que se llevan en el cuerpo justo antes de la primera vez y me llenaba de ternura. El final era también principio como el ouroboros, la serpiente que se come la cola, ese símbolo que representa el eterno renacimiento, que nos dice que el final de un camino o de un proceso significa siempre un nuevo principio.
Y ese círculo se producía durante la experiencia que tiene anclaje en la realidad y anuda esos tiempos distintos. Dice en el diccionario: Enseñanza que se adquiere con la práctica / Acontecimiento que se vive y del que se aprende algo. Me pareció clave encontrar estas definiciones y comprender que en la muestra de teatro espontáneo la experiencia tuvo forma de práctica, también forma de acontecimiento, así como una forma única y no había contradicción, era todo eso a la vez. La esencia del teatro espontáneo está en total consonancia con esta compleja realidad que articula y entraña tiempos diferentes.
Ahí estábamos todos en la intersección de los tres conjuntos a punto de vivir una experiencia teatral, humana, única y especial.

Nota publicada en el Diario "El Semejante"/ Diciembre 2012

martes, 20 de noviembre de 2012

Algo que molesta y no calla


Llovió lo que ya era, no hay nada nuevo, no me enteré de nada distinto, sólo que veo que la calle se inunda y me afecta. Se agitan las aguas del intoxicado, de los sumisos, de los desquiciados, de los sabelotodo, de los malvados, de los oportunistas, se agitan las aguas del que teme, del inseguro, del manipulado… ambas aguas se agitan, chocan, ahogan, inundan las almas de todo eso que buscan, que no quieren, que esquivan. Esas aguas llegan a mí que voy en otra dirección, llegan a mí porque soy parte del mundo, llegan como un remolino de corriente atorada.

lunes, 19 de noviembre de 2012

La vida clama

"La vida es materia prima que clama por ser transformada en arte, el arte de supervivencia arraigado en la verdad, esculpido en poemas, en canciones, en álbumes, en comunicaciones procedentes del corazón."

Gabrielle Roth, Mapas para el éxtasis, pág 141


miércoles, 24 de octubre de 2012

La llave del corazón espontáneo

            El otro día hablaba con un amigo con el que hago teatro espontáneo en un grupo, me decía que esta actividad hace bien, principalmente, a quien la realiza. Me quedé unos días con esa opinión dando vueltas por mi cabeza.
            Para poder representar historias cotidianas de otras personas es importante que una persona primero pueda reconocer su cuerpo, aprender a escucharlo y armonizarlo tal y como un instrumento musical. En segundo lugar pueda hacer uso de dicho instrumento para crear un personaje, asumiendo un rol para lograr en equipo representar artísticamente la historia de otro ser.
            Me vienen ganas de jugar con la música imaginando que cada ser tiene su propia música, la que va creando y cantando a lo largo de toda su vida. Esa música va cambiando pero siempre tiene un color singular propio de ese ser humano, único e irrepetible. En teatro espontáneo, el que ocupa el lugar de actor escucha el relato y pasa a crear junto a sus compañeros una escena. Siguiendo la metáfora, el actor debería sintonizar la música del narrador para poder cantarla durante la escena y que el narrador la pueda escuchar, la pueda ver y sentir desde afuera y quizá hasta reconocerla aún más profundamente. A la vez el actor debe entrenarse en dejar su música de vida egoica a un lado para hacer [y ser en el instante teatral] la música de los otros. Esa destreza es una experiencia que nutre y enriquece el alma.
            Durante un taller o una función hay relatos de distintas personas que dan lugar a la creación colectiva espontánea y teatral. Por ejemplo, primero represento una emoción de “serenidad”, luego represento “bronca de no haber podido”, después una versión de “miedo y ganas de hacer simultáneamente” y en otro momento seré Adriana que narra “hace un tiempo no puedo más y no sé cómo hacer para cambiar de vida”
            Cada relato tiene una música singular propia de quien la relata, y esta información llega a los que ocupan el lugar de actor –y no sólo a ellos a decir verdad- a través de diversas formas visibles, como es la voz y sus tonos e intervalos, los gestos, el rostro, la postura corporal, entre otros; y también de formas invisibles que están en relación con la intuición, la energía y las vibraciones. Poner el cuerpo y el alma al servicio de los fragmentos de vida que otros seres humanos nos comparten es condición para que algo mágico suceda. Reconocer la música y recrearla es la llave que abre el corazón del Teatro Espontáneo en cada uno de nosotros.

Nota publicada en el Diario "El Semejante"/ Agosto 2012

“¿Qué ves cuando te ves?”

¿Qué vemos cuando nos miramos al espejo? Una pregunta simple que pone de manifiesto un espacio entre lo que uno mira y lo que ve en eso que mira. Ese espacio, ese algo suele no ser consciente, y por eso tendemos a creer que miramos y vemos lo mismo. ¿Qué pasa cuando miramos una representación teatral de algo que contamos? ¿Qué veo cuando otra persona hace de mí?
 Un taller de teatro espontáneo es un espacio que busca intervenir en esa naturalización de la mirada y de la conciencia posibilitando el reconocimiento de nuestra existencia. Representar teatralmente la vivencia que narró otro y/o ver mi historia representada por otros. Así sucede en este teatro. Se realizan ejercicios para hacer entrar al cuerpo y a la mente en un espacio y tiempo diferentes para dramatizar, lo que vivió uno es escena de otro, que luego contará su historia y la verá representada por otros.
   Parece un juego de palabras, sin ir más lejos Juan cuenta que “en la vida las cosas no me resultaron fáciles, me costó poner mi negocio…hacer crecer mi empresa”. Todos los participantes escuchan el relato de Juan, los que están en el rol de actor lo escuchan con diversos sentidos, con los oídos, con el cuerpo, con los ojos y con la sensibilidad. Uno de los actores representa a Juan, dos personas representan las dificultades y otras dos a la empresa que finalmente sale adelante. La escena se inicia con Juan parado en el medio del espacio dramático a su izquierda la empresa en una actitud expectante, a su derecha las dificultades mascullando, rumiando problemas, así se van acercando hasta atrapar a Juan que ya había tomado de las manos a la empresa. Se da una lucha, física, simbólica, energética, de estados tensos hasta que en esa danza las dificultades van cediendo, van perdiendo fuerza, se van agotando. Entonces queda Juan de rodillas honrando y mirando a su empresa que está de pie, entera, poderosa.
   El personaje de Juan fue representado por Esteban. Juan observó su vivencia como testigo. Esa mirada, cargada de sentido y emoción, abre el juego a nuestro interior, al interior de Juan y su escena, al interior de Esteban y su representación, y también al interior de todo espectador, así como al interior de los otros actores que formaron parte de la representación.
  Algo en esa posibilidad de volver a ver un momento de nuestras vidas nos permite sacar para afuera, mirar, ver, escuchar, sentir y seguir camino.

Nota publicada en el Diario "El Semejante"/ Julio 2012