Un
taller de teatro espontáneo es un espacio que busca intervenir en esa
naturalización de la mirada y de la conciencia posibilitando el reconocimiento
de nuestra existencia. Representar teatralmente la vivencia que narró otro
y/o ver mi historia representada por otros. Así sucede en este teatro. Se
realizan ejercicios para hacer entrar al cuerpo y a la mente en un espacio y
tiempo diferentes para dramatizar, lo que vivió uno es escena de otro, que
luego contará su historia y la verá representada por otros.
Parece un juego de palabras, sin ir
más lejos Juan cuenta que “en la vida las
cosas no me resultaron fáciles, me costó poner mi negocio…hacer crecer mi
empresa”. Todos los participantes escuchan el relato de Juan, los que están
en el rol de actor lo escuchan con diversos sentidos, con los oídos, con el
cuerpo, con los ojos y con la sensibilidad. Uno de los actores representa a
Juan, dos personas representan las dificultades y otras dos a la empresa que
finalmente sale adelante. La escena se inicia con Juan parado en el medio del
espacio dramático a su izquierda la empresa en una actitud expectante, a su
derecha las dificultades mascullando, rumiando problemas, así se van acercando
hasta atrapar a Juan que ya había tomado de las manos a la empresa. Se da una
lucha, física, simbólica, energética, de estados tensos hasta que en esa danza
las dificultades van cediendo, van perdiendo fuerza, se van agotando. Entonces
queda Juan de rodillas honrando y mirando a su empresa que está de pie, entera,
poderosa.
El personaje de Juan fue
representado por Esteban. Juan observó su vivencia como testigo. Esa mirada, cargada de sentido y
emoción, abre el juego a nuestro
interior, al interior de Juan y su escena, al interior de Esteban y su
representación, y también al interior de todo espectador, así como al interior
de los otros actores que formaron parte de la representación.
Algo en esa posibilidad de volver a
ver un momento de nuestras vidas nos permite sacar para afuera, mirar, ver,
escuchar, sentir y seguir camino.
Nota publicada en el Diario "El Semejante"/ Julio 2012
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